lunes, 23 de marzo de 2009

¿Cambió el gabinete?

Esa fue mi reacción cuando supe que había cambiado. Claro que me enteré al día siguiente. ¿La razón? No tengo tele en mi pieza. Tampoco tengo computador, ni internet.

Al principio pensé que iva a ser más terrible eso de tener que llegar a la casa a mirar el techo, pero después de unos días de golpearme la frente contra la pared, descubrí el universo interminable de actividades que puedo hacer en mi metro cuadrado:
  1. Leo bastante, ya llevo dos libros en lo que va de clases (dos libros bien buenos de Arturo Pérez-Reverte, Cabo Trafalgar y La Sombra del Águila. Puede que lgún día hable de ellos).
  2. Escucho radio, cosa que solía no hacer, ya que escuchaba la música que tenía guardada en el computador.
  3. Hago mucho aseo, ya que descubrí que es bastante desagradable el no poder mirar hacia el otro lado de mis propios vidrios. Lo malo es que los vidrios son muy altos, así que mientras más me acerco al techo, menos veo hacia el exterior.
  4. Toco guitarra, así paso algunas ratos.
Así es mi vida hoy en día: totalmente desinformada.