Historia

Jorge Álamos nació en julio de 1909, lo que quiere decir que este año cumpliría 99; además, tenía 20 años para la gran depresión económica, 30 para el inicio de la segunda guerra mundial, 36 cuando cayó la bomba en Hiroshima, 53 para el mundial de Chile, 64 para el golpe militar, 78 cuando el papa vino a Chile, 80 para la vuelta a la democracia, 88 para el mundial de Francia, 90 para el cambio de milenio, y 92 en el momento de su muerte.
Se sabe muy poco de su vida, por lo que la reconstruiré a partir de retazos: hijo de una madre arpista y un padre que tocaba el acordeón, tocaba el flautín (un flautín de ébano) en una banda instrumental. Quedó huérfano muy niño y trabajó como mozo en un edificio que algo tenía que ver con otro país (una embajada o consulado, no se sabe). A mediana edad, tomó contacto con un misterioso personaje allamado "el boliviano", de quien aprendió el oficio de sastre. De vivir en Santiago, emigró a un pequeño poblado cordillerano, donde su casó y tuvo un hijo que se llamó como él. Eventualmente, se separó su esposa, para comenzar a convivir en 1961 (o 62, no se sabe con certeza) con una niña de 18 años, con la que tuvo una hija. El tiempo avanzó, sus hijos crecieron y comenzó a tener nietos. Tuvo 5, de los cuales 3 lo llamaban Choche. A los 80 años aproximadamente, sufrió una embolia, pero afortunadamente salió bien parado de ella. No obstante, sus manos no respondieron demasiado bien, por lo que tuvo que abandonar la sastrería. Vivió los siguientes 12 años en muy buenas condiciones, disfrutando de su familia, y de ciertos pequeños vicios que se seguía procurando. El 5 de enero de 2001, comenzó a sentirse mal. Esa tarde cayó al hospital, donde falleció 5 días después.
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Choche, te sigo recordando. Sigo lamentándome no haber estado contigo en más ocasiones. Todavía tengo tu flautín de ébano, del que nunca me voy a deshacer, aunque te sorprendería la cantidad de dinero que me han ofrecido por él. Lamento no tener fotos tuyas. Pero no importa, porque sigues en mi memoria. Y en la de mi hermano. Y en la de todas las personas que, como yo, te siguen queriendo.